Empiezo expresando mi solidaridad con Arturo Cruz, amigo cercano desde hace muchos años. La última vez que hablé con él fue hace unos días; conversamos sobre la situación del país sin imaginar que a su regreso, el 5 de junio, sería ilegal y abusivamente encarcelado.
Igualmente, reitero mi solidaridad con mi prima Cristiana que, también de manera ilegal y abusiva, desde el 2 de junio permanece secuestrada por la Policía en su propia casa.
Ambos secuestros y otros que podrían consumarse en los próximos días o semanas, son parte del guion torcido con el que Daniel Ortega quiere acabar con la oposición. Plan macabro que en lugar de destruir, está fortaleciendo los lazos de solidaridad entre los opositores.
Finalmente, la tan ansiada unidad se está consolidando, gracias al ataque despiadado de la pareja de dictadores que actúa con revanchismo y odio. Porque ante la escalada represiva, los opositores hemos respondido con más unión y solidaridad mutua.
Quiere facilitar triunfo con abstención
Ante la falta de apoyo popular, Ortega pretende que la abstención le facilite una supuesta victoria electoral. Al inhabilitar candidatos e imponer las peores condiciones, espera que la población se desanime y no participe.
Aunque debo reconocer que las condiciones son cada vez más difíciles, no podemos darnos por vencidos; debemos seguir en la lucha. Dependiendo del escenario que se nos planteé, en el futuro inmediato los opositores tenemos que tomar decisiones trascendentales en torno a las condiciones imperantes en el proceso electoral. En la toma de estas decisiones deberán jugar un rol fundamental los precandidatos que estén apresados ilegalmente.
Al pueblo azul y blanco le pido no olvidar que el enemigo de la libertad es Daniel Ortega. Quien nos está robando nuestros derechos es Daniel Ortega; y quien ha asesinado, encarcelado y forzado el exilio de miles de nicaragüenses es Daniel Ortega. Entiendo la frustración de muchos, porque ven lejana la solución a esta crisis. Pero a pesar de eso, tenemos que seguir luchando porque la victoria está cerca.
Ortega quiere destruirlo todo. Desde la escala opresiva en los meses posteriores a abril de 2018 —cuando la represión alcanzó niveles nunca antes vistos en la historia de Nicaragua y dejó un saldo de más de 325 asesinados, miles de heridos, cientos de encarcelados y miles de exiliados— Ortega se ha empecinado en suprimir paulatinamente las libertades.
Pretende apagar la llama de la libertad
Ha encarcelado y acosado a dirigentes opositores y a figuras representativas de esta lucha. Con ello pretende sofocar la llama de la libertad que se encendió en abril de 2018. Y con las acciones de los últimos días, quiere inmovilizar a figuras que se han ganado el respeto de la mayoría de los nicaragüenses; porque Ortega no puede aceptar que han perdido.
Lo que Ortega se niega a aceptar es que, por mucho que intente apagarla, esta llama de rebelión por la libertad permanecerá viva. Por mucho que quiera callarnos, apresarnos o censurarnos, es un país entero el que quiere el cambio, una nueva Nicaragua; y a un país entero no podrá encarcelarlo para frenar sus deseos de libertad.
Dice un conocido refrán que “Dios escribe recto sobre renglones torcidos”. La torcida estrategia de Ortega no triunfará porque está sustentada en la maldad y la violencia. Los injustos y los violentos no predominan; al contrario, desaparecen y se convierten en oscuros capítulos de la historia.
No nos dejemos vencer por la maldad. Recarguemos nuestras energías y con fe y esperanza retomemos el camino de nuestra lucha; hacia lo bueno, hacia la causa justa, la causa de la verdad, hacia la línea recta que nos trazó Jesucristo. Estamos en el camino correcto; en la ruta hacia la libertad. No desfallezcamos antes de alcanzar nuestro objetivo. Sigamos moviéndonos por la esperanza y confiados en que lo lograremos; porque el revanchismo y el odio despiadado que mueve a la pareja de dictadores, no podrá extinguir las ansias de libertad del pueblo azul y blanco.