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Historia

DETERMINACIÓN DEL SITIO DE LA BATALLA DE EL JOCOTE Del 5 de Marzo de 1857

La batalla de El Jocote es una poca conocida acción de la Guerra Nacional, a pesar de haber diezmado la moral y fuerza de las tropas filibusteras al final de la guerra, precipitando el rendimiento de Walker en mayo de 1857. Las ubicaciones precisas de la batalla y la casa Hacienda de El Jocote se han perdido en el tiempo. El parte oficial de la batalla, escrito el siguiente día, contiene referencias geográficas bastante detalladas que permiten determinar con algún grado de confianza el lugar donde se escenificó la batalla. En el presente artículo se presentan los resultados una investigación histórico geográfica que ha llegado a concluir con un nivel de certeza razonable, dónde se realizó la Batalla de El Jocote, así cómo la ubicación de la casa hacienda original.

La batalla de El Jocote en el contexto de la Guerra Nacional

La batalla de El Jocote del 5 de marzo de 1857 fue una de las últimas operaciones militares de la Guerra Nacional. Habiendo evacuado y destruido Granada a finales de noviembre de 1856, para marzo del 57 Walker se había atrincherado en el centro de la ciudad de Rivas y era atacado por las fuerzas aliadas, que se concentraban en San Jorge.

Posterior a la batalla de El Jocote, se realizó el ataque de Walker a San Jorge el día 16 de marzo, que constituyó la última acción ofensiva del filibustero. En esta operación Walker utilizó a casi toda su tropa disponible, los aliados montaron una fuerte defensa de San Jorge y terminó con la persecución a los americanos, que sufrieron alrededor de 50 bajas según las diferentes fuentes. Igual de importante fue la cuarta batalla de Rivas del 11 de abril, cuando los aliados, ya comandados por José Joaquín Mora, sufrieron una aplastante derrota, perdiendo más de trescientos hombres.

En marzo de 1857 los filibusteros aún controlaban el camino de la ruta del tránsito y el camino que conducía de Rivas a San Juan del Sur. Este puerto estaba aún controlado por los filibusteros con la presencia del pailebote Granada, que el 23 de noviembre de 1856 había hundido al bergantín 11 de Abril, causando numerosas bajas. La toma de los vapores del río San Juan y los del lago por parte de Spencer en diciembre de 1856 había cortado de manera definitiva los suministros y reclutas que necesitaba Walker. La pérdida de la conexión con la costa este de los Estados Unidos fue el comienzo del fin para Walker, quien estaba prácticamente acabado, bajo de suministros, alto en deserciones y atacado por todos lados. Durante el mes de abril de 1857 y después de la derrota de la cuarta batalla de Rivas, los aliados emprendieron un asedio a la ciudad que diezmó severamente a Walker, quien finalmente se rindió el primero de mayo al Capitán Davis de la Corbeta St. Mary.

El inicio de la batalla

Volviendo a la fecha de la batalla de El Jocote, el entonces Comandante en Jefe de las fuerzas aliadas, el General hondureño Florencio Xatruch instruyó al General Fernando Chamorro Alfaro que realizara una expedición por el camino que conduce de Rivas a San Juan del Sur. Salió Chamorro de San Jorge en la madrugada del 5 de marzo con aproximadamente 500 soldados, entre costarricenses y nicaragüenses. Llegó a las 10 AM a la antigua casa hacienda El Jocote, que dista aproximadamente una milla y media al norte de la Ruta del Tránsito. Quedando Chamorro en la casa hacienda, envió una compañía de costarricenses a inspeccionar a la Ruta del Tránsito y tuvieron una escaramuza con las tropas de Caycee, a quienes le infringieron dos muertos y tres prisioneros. Caycee huyó a San Juan del Sur y los costarricenses se reconcentraron con Chamorro en la casa hacienda de El Jocote.


La Casa del Medio Camino, muy cercana a la Hacienda El Jocote.

Reunidos de nuevo toda la tropa en la casa hacienda, a la una de la tarde los aliados contramarcharon por el camino que habían traído con la idea de enfrentarse a los americanos. Chamorro presumía que Walker había sido informado de los movimientos en la zona y que enviaría refuerzos desde Rivas. Efectivamente, Walker en su libro La Guerra en Nicaragua asegura que un joven nativo había visto escondido entre unos matorrales, pasar a Chamorro con su tropa, que calculó de 200 hombres. Destacó Walker a 160 rifleros al mando de Sanders, una de las mejores unidades de su fuerza, a que hicieran frente a los aliados, que venían de dirección sur a norte por el camino a Rivas que habían transitado esa misma mañana.



Media hora después de haber partido Chamorro y su tropa de la casa hacienda de El Jocote, se encontró con los filibusteros en el llano El Coyol, como lo afirmara el propio Chamorro en el parte de guerra escrito después de la batalla. Walker en su libro asegura que se encontraron a “una legua de la hacienda El Jocote” es decir unos 5 kilómetros al norte. No existe referencia cartográfica moderna a ningún llano de El Coyol. En indagaciones por el sitio, tampoco se ha encontrado entre los habitantes de la zona o dueños de fincas actuales que reconocieran a ningún llano con ese nombre.

El desarrollo de la batalla y el entorno geográfico

El parte oficial de la batalla, escrita por Chamorro en San Jorge el día siguiente y que se adjunta al final de este artículo, es bastante detallado en cuanto a la descripción geográfica del lugar. En primer lugar Chamorro informa que el enemigo se atrincheró “apoyado en el monte y quebrada que limitan aquel llano”, es decir que fue en el extremo del llano sobre una quebrada.

Por su parte, Walker relata que la batalla se dio en el camino propiamente dicho:

“…..los Capitanes Conway y Higley estaban desplegando sus compañías a cada lado del camino cuando los atacó el enemigo” (Walker pag 373).

Dos días después de la batalla, pasó por el sitio William Frank Stewart, con refuerzos para Walker y relató:

“Nuestra ruta hacia Rivas cruzaba en medio del campo de batalla y el propio día que llegamos al país nos vimos forzados a presenciar el espectáculo desgarrador de una multitud de cadáveres americanos insepultos, ennegreciéndose y pudriéndose en el tórrido sol; brindando a la vez una ración doble de alimento, primero a los zopilotes y luego al filósofo.” (Stewart citado en Bolaños Geyer Pág 189).


Cuerpo de soldado norteamericano según Harper´s Weekly en 1857.

De todos los relatos, de ambas partes de la batalla, se desprende que la lucha se inició en una quebrada y se desarrolló a ambos lados del camino.

Al momento que las dos fuerzas se encontraron en el camino y la quebrada, Chamorro desplazó a su tropa de la siguiente manera: al lado izquierdo al Capitán Faustino Guardia de la Primera Compañía de costarricenses, al centro al Capitán Pedro Castillo del Primer Batallón del Ejército del Septentrión y al extremo derecho al Sub Teniente Ladislao Castillo.

Un segundo accidente geográfico que ayuda a definir el sitio de la batalla es una altura que se encuentra al lado izquierdo del camino que llevaba Chamorro, es decir al oeste de las posiciones aliadas, continúa relatando Chamorro:

“Desde el principio mandé a ocupar una altura que estaba a nuestra izquierda, de donde podía dominar al enemigo su derecha, y situé allí tres guerrillas al mando del Teniente Coronel don Segundo Cuaresma y Capitán don Miguel Vélez, cuya posición nos la disputó el enemigo con tenacidad.”

Las acciones en la altura a la izquierda jugaron un papel decisivo en la batalla:

“Mandé al Capitán Ramírez con la 2a Compañía de honor a que avanzando sobre la altura que ocupaba nuestra izquierda, envolviese la derecha del enemigo, el cual aumentó entonces su esfuerzo sobre nuestro centro. Yo lo reforcé con la Compañía del Capitán Fitoria, que dio una carga definitiva sobre él, poniéndole en fuga; pero este esfuerzo heroico nos costó gran pérdida de nuestra parte y la vida de tan valiente Capitán.”


Fuente: Fondo de promoción cultural del Banco de América 1976.

Esta altura debe ser de regular tamaño, para poder colocar tres guerrillas y a una compañía, esta última de entre 70 a 150 hombres. Además tiene que estar lo suficientemente cerca de la quebrada para entablar intercambio de fusilería, es decir no más de 500 yardas.

Posterior al avance y muerte de Fitoria, quien según Jerónimo Pérez era oriundo de Managua, Chamorro relata que el enemigo “se retiró en orden ocupando las alturas que cruzan el camino que traíamos, y que les fuimos disputando palmo a palmo, defendiéndolas, preciso es confesarlo, con un valor inaudito…”

Finalmente, los aliados le dieron seguimiento, a punta de bayoneta, a los filibusteros por unas dos millas, acabando la batalla con la huida de los americanos en el siguiente llano que Chamorro llama “Llano de La Cruz”, tampoco referido en ningún mapa moderno.

Walker ofrece una versión con más detalles que Chamorro al describir el sitio donde terminó la batalla:

“Los costarricenses continuaron estrechando la retaguardia de los Americanos hasta llegar a una encrucijada del camino, que por un lado conducía a Rivas y por el otro a San Jorge” (Walker Pag 233).

Como resultado de la batalla, los filibusteros tuvieron 28 muertos (Walker dice que fueron 20 muertos y 8 heridos) mientras que los aliados solamente tres muertos, el referido Capitán Fitoria y los soldados nicaragüenses Manuel Acevedo y Luis Gutiérrez. Entre los heridos figuraron 18 nicaragüenses y 3 de Costa Rica.


Voluntario nicaragüense, según Harper´s Weekly 1857.

Del parte oficial y demás fuentes se puede separar la batalla de El Jocote en dos etapas: la primera consistió en la defensa de las posiciones alrededor de la quebrada y la segunda inicia con el avance de Fitoria al centro de las fuerzas enemigas que, a costa de su vida, provoca la retirada de los filibusteros a las alturas del norte y que termina dos millas adelante en el Llano La Cruz.

Observando la cartografía antigua se puede determinar que el trazado del antiguo camino corría al centro del istmo de Rivas y que efectivamente se bifurcaba después de cruzar la quebrada Comalcagüe, tributaria del Río Las Lajas y que corresponde actualmente al límite municipal de San Juan del Sur y Rivas. Viajando de sur a norte y partiendo de la Loma de la Burra, hacia la derecha se puede todavía transitar el camino de Tronco Solo y hacia la izquierda se llega al camino de la Chocolata, ambos con dirección a Rivas.

Que la acción militar de El Jocote se dio en la quebrada de Comalcagüe la confirma el historiador Gerónimo Pérez en su historia de Nicaragua:

“En el llano del Coyol la guerrilla exploradora encontró emboscados en la quebrada de Comalcagüe 200 filibusteros a las órdenes del General Sanders, que habían salido a proteger a los 80 (que andaban con Caycee). De allí se rompió un fuego nutrido, ciando (sic) los extranjeros, pero sin desbandarse, y haciendo resistencia más o menos fuerte en cada punto en que por su altura se colocaban en posición militar, hasta que, muy avanzada la tarde, ordenó Chamorro una carga al centro, que los hizo huir precipitadamente.”( Pérez, pag 326).


Única elevación en el llano El Coyol cercano a la quebrada Comalcagüe, en la comarca La Nevada. Foto tomada desde el camino a la Chocolata.

Con relación a la loma a la izquierda al inicio de la batalla, la única altura que existe cerca de la quebrada de Comalcagüe es un promontorio al nor oeste del sitio llamado La Nevada, y se acerca lo suficiente a la quebrada para realizar desde ahí un ataque de fusilería de la época. Como se verá más adelante, el mapa moderno de 1:50,000 ubican a este sitio con el nombre de La Victoria.

Quedan por determinar cuales eran esas alturas donde los filibusteros se atrincheraron y dieron resistencia “con valor inaudito” haciendo referencia a las propias palabras del General Chamorro. En estas alturas se dio lo más fuerte del combate y donde quedaron regados los muertos que dos días después viera Stewart en su viaje a Rivas.

En un artículo sobre la familia Urtecho en la Revista Conservadora de Enero de 1968 y haciendo referencia a la vida del General Isidro Urtecho, se menciona que al entonces joven Urtecho se le dio la misión de tomarse la Loma de la Burra ( Revista Conservadora del Pensamiento Centroamericano, Enero 1968, No 88). Esta loma se encuentra 1.6 kilómetros al norte de la quebrada Comalcagüe, y al norte de esta loma se encuentra otro llano, formado por el Río Güiscoyol y que constituye la ruta del Canal Interoceánico trazado por los americanos al final del siglo XIX.



Llano denominado el Coyol en el parte de la batalla. Foto tomada desde las alturas a la izquierda de donde quedaba el antiguo camino. Al fondo, la Loma de la Burra se ubica al centro de la fotografía y la quebrada Comalcagüe está al final de los pastizales.

Un problema para determinar el sitio de la batalla y quizá su mismo olvido en la historia es que el antiguo camino a que se hace referencia se ha borrado con el tiempo. La construcción de la carretera panamericana y la carretera entre La Virgen San Juan del Sur convirtió en obsoleta la antigua ruta. Este camino corría a unos cuatro kilómetros al este de la antigua vía férrea entre San Juan del Sur San Jorge, que se construyó posteriormente. Para determinar el trazado aproximado del camino antiguo es importante contar con la ubicación de la casa hacienda, por donde pasaba el camino.


Llano denominado La Cruz, donde terminó la batalla con la desbandada de los filibusteros hacia todas partes. Foto tomada desde la Loma de la Burra, en la parte sur del llano viendo hacia el este.

Ubicación exacta de las ruinas de la casa hacienda

La antigua casa hacienda de El Jocote era un punto de referencia importante en la época. Varios de los mapas antiguos, como el de la expedición canalera norteamericana de 1872-1873 ubican a El Jocote en el centro del istmo de Rivas y desde el cual se desprenden varios caminos. El mapa de Sonnenstern de 1895, considerado bastante preciso, ubica igualmente a la Hacienda El Jocote en la intersección de varios caminos.


Detalle del Mapa de Maximilano Sonnenstern de 1895, donde se aprecian los caminos alrededor de El Jocote a finales del siglo XIX.

De las investigaciones del Dr. Alejandro Bolaños Geyer en los Archivos Nacionales de los Estados Unidos se encontró un mapa borrador del Capitán de la St Mary, Charles Henry Davis del 23 de abril de 1857. Walker se rindió ante Davis el primero de mayo, una semana después de haber hecho el mapa, que seguramente sirvió a Davis para orientarlo en sus viajes a Rivas desde San Juan del Sur. Aunque con algunas imprecisiones y omisiones, se aprecia bien la Ruta del Tránsito y el camino entre El Jocote y Rivas. Davis logró dibujar la conexión entre El Jocote y la Casa del Medio Camino.


Mapa de Davis del 23 de abril de 1857

Según el mapa de Davis, después de la Hacienda el Jocote el camino corría en dirección norte, haciendo un pequeño arco hacia el oeste y luego tomaba tres curvas, seguramente provocadas por las alturas y lomas algunas millas al norte, que coincide con la ubicación del sitio conocido como la Loma de la Burra. Pasando esas curvas, según el mapa el camino se dirigía en sentido norte y bastante derecho hasta la ciudad de Rivas.

La hacienda El Jocote, que abarcaba originalmente miles de manzanas, se fue desmembrando en el tiempo y fue sujeta de reforma agraria en los ochenta del siglo pasado. Hoy en día sólo se conoce como El Jocote al sitio en general. Al pasar el tiempo la casa hacienda fue abandonada y destruida completamente. En exploraciones en Julio del 2017 con baqueanos se logró encontrar los vestigios de la casa hacienda, en particular las pilas de agua para el ganado y un pozo, así como ladrillos y vestigios de la construcción antigua. Había en el sitio además dos árboles centenarios, uno de Tamarindo y otro de Mamón, muy comunes en las antiguas haciendas coloniales.


Antiguas pilas de agua y pozo de la Casa Hacienda el Jocote

El sitio exacto de la casa hacienda se ubica en 11°19’40.90″N, 85°50’36.19″O. Estas coordenadas están a un kilómetro al este del camino actual a la Chocolata, a la altura del sitio conocido como El Laurelar y a 350 metros al norte de una quebrada tributaria del río Las Lajas. La ubicación se aprecia en los siguientes dos mapas.


Mapa moderno de 1:50,000 que ubica el sitio de la Casa Hacienda el Jocote, a un kilómetro de El Laurear y a 350 metros del río Las Lajas.



Detalle del mapa de 1:50,000 con el sitio de las ruinas de la Casa Hacienda. El mapa, levantado en el año 1976, identifica el punto como “Victoria”. Con el mismo nombre de Victoria el mismo mapa ubica a la colina cerca de la quebrada de Comalcagüe.

Una vez determinado el punto original del camino, se puede construir un trazado posible del mismo hacia única altura próxima a la quebrada, que es la que Chamorro encontró a su izquierda cuando se enfrentó a los filibusteros. Con esta proyección se puede llegar por lo tanto al sitio de la batalla.

Imagen satelital con el sitio original de la Casa Hacienda y un posible trazado siguiendo la línea del mapa de Davis de 1857. Se aprecia al centro de la imagen la quebrada Comalcagüe, donde se inició la batalla.




Detalle del posible trazado del antiguo camino, utilizando como referencia el sitio de la casa hacienda de El Jocote y el trazado dibujado por Davis en el año 1857, sobrepuesto en el mapa de 1:50,000 de 1976, que denomina a la altura a la izquierda “La Victoria”.

Ubicación del sitio de la batalla

Utilizando como referencia el Parte de la Batalla con sus descripciones geográficas, la ubicación precisa de la antigua casa hacienda, el mapa de Davis, el relato de Walker y la confirmación de Jerónimo Pérez de que la quebrada es precisamente Comalcagüe, se puede ubicar el sitio geográfico general de la batalla. En el mapa a continuación se detallan los diferentes accidentes geográficos, en particular los dos llanos, la quebrada, la altura a la izquierda y las lomas al norte.



Detalles geográficos que coinciden con la descripción de la batalla, con la ciudad de Rivas al Norte como referencia.



Detalle del sitio de la Batalla. Los nombres de El Coyol y La Cruz, escritos en el parte, no son utilizados en la actualidad. El camino que corre al Oeste es la antigua vía férrea, construida unas décadas después y que ahora es conocido como el camino a la Chocolata que une San Juan del Sur con Rivas.

Tomando en cuenta la distancia máxima que puede haber entre fuerzas (500 yardas aproximadamente) y el punto fijo que representa la única elevación cercana a la quebrada se puede determinar que el sitio aproximado del inicio de la batalla está alrededor de las coordenadas 11°20’53.6″N con 85°50’46.3″O con un rango de variación máximo de medio kilómetro. El sitio aproximado se muestra en el detalle del mapa moderno de 1:50,000, que se muestra a continuación.



Sitio aproximado del sitio de inicio de la batalla. Similar al sitio de la Casa Hacienda, en el mapa de 1:50,000 levantado en 1976, a las alturas a la izquierda del camino antiguo se le denomina “La Victoria”. La línea roja representa un posible trazado del camino antiguo, utilizando como referencia al mapa de Davis de 1857.

Siguiendo la descripción del parte de la batalla, se puede sobreponer en el mapa moderno la ubicación precisa de las tropas al inicio de la batalla. Como se aprecia en el siguiente mapa.


Posible reconstrucción del desplazamiento de ambas fuerzas al inicio de la Batalla. Walker no especifica a que lado del camino se dispusieron las tropas de Higley y Conway.

Conclusiones

En la batalla de El Jocote los filibusteros se enfrentaron a una tropa liderada por Fernando Chamorro bastante fogueada. El Ejército del Septentrión, formado en 1855, había peleado en varias batallas por ya tres años. Tres de sus oficiales combatientes habían participado en la heroica batalla de San Jacinto menos de seis meses antes. Se trata de los Tenientes Miguel Vélez Morazán (1826-1898), ya ascendido a Capitán para su participación en el Jocote. Vélez, oriundo de Honduras y compañero de Pedro Xatruch desde la guerra civil, llegó a ser General de Brigada, ascenso que obtuvo del Presidente Pedro Joaquín Chamorro en 1876. Los otros dos fueron el Sub Teniente Juan Fonseca Estrada, ascendido a Teniente por Tomás Martínez y quien también llegó a General. El tercero fue el Teniente Ceferino González, ascendido a General años después (Ortega Arancibia pag. 351).

La Batalla de El Jocote jugó un papel importante en la última parte de la Guerra Nacional, diezmando la moral de los filibusteros y precipitando la rendición de Walker el primero de mayo de 1857.

Juan Iribarren, en la oración fúnebre durante las exequias del General Fernando Chamorro se refiere a la batalla de la siguiente manera: ….”Es ésta quizás la única batalla campal y decisiva que tuvo lugar entre centro y norteamericanos, en que no habiendo, por una ni por otra parte, ventaja de atrincheramiento ni de posiciones, debían decidir precisamente el éxito del combate, el valor y talento de los jefes y la bravura y subordinación de los soldados.……Walker mismo, tan parco en alabanzas en su historia, cuando trata de los aliados, no ha podido menos que admitir el valor con que peleó nuestra gente en aquella batalla memorable” (Iribarren citado en Arellano, pag 96)

Es una lástima que el sitio de la batalla, así como las ruinas de la casa hacienda estén perdidas en los montes sin ningún tipo de reconocimiento o tributo a quienes ahí ofrendaron sus vidas. En otros países, sitios como éstos son conservados y protegidos para el conocimiento de nuevas generaciones. Es imperativo que en el país se haga un esfuerzo por preservar el patrimonio histórico y cultural.

El auge del turismo en los municipios de San Juan del Sur, Tola y Rivas puede ser un momento propicio para rescatar y preservar los sitios de la ruta del Tránsito y la Guerra Nacional, de tanta importancia histórica para nuestro país. Se han propuesto algunos proyectos específicos, como el formulado en el 2006 denominado “Ruta del Oro” que incluía además de la construcción de un museo en San Juan del Sur, la rehabilitación de algunos sitios de interés en el istmo de Rivas, tales como el antiguo muelle de la Virgen, donde aún se pueden ver las bases de piedras, la casa del Medio Camino, prácticamente intacta, el fortín de Walker a la salida de la bahía de San Juan del Sur y que con poco presupuesto se podría rehabilitar. Esta ruta turística podría incluir el sitio de la histórica batalla del Jocote, ahora ya identificada. Sobre éste último punto, se podría erigir un pequeño monumento en el cruce del camino actual y la quebrada Comalcagüe, a poca distancia del sitio de la batalla y transitada a diario por turistas y pobladores.


PARTE OFICIAL DE LA BATALLA DE “EL JOCOTE”

Señor General en Jefe del Ejército del Septentrión.
San Jorge, marzo 6 de 1856.

Del Mayor General y Comandante de la División Expedicionaria del mismo.

Con esta fecha digo al señor General en Jefe de los Ejércitos aliados, lo siguiente:

“En cumplimiento de la orden de V. S. salí de este campamento en la mañana del día de ayer con dirección a la línea del tránsito, y a las diez de la mañana llegué a la hacienda del Jocote en donde tuve informes de que en la noche habían pasado ochenta yankes montados custodiando unos carros. Tomé posiciones y mandé al señor Mayor don Juan Estrada con 150 hombres a cortarles la vía del tránsito, que dista una milla de la posición que había tomado; el que al llegar a la expresada línea se encontró con la partida de americanos que mandaba Cayse, y después de un ligero tiroteo, los dispersó completamente, matándoles un oficial y un soldado y haciéndoles tres prisioneros, entre los cuales hay un oficial de caballería. De nuestra parte salió herido únicamente el cabo Manuel Guerrero.

Al oír el fuego desprendí del centro de mi posición al Teniente Coronel González en auxilio del Jefe connotado, al frente de dos Compañías de mi división y con orden de que se reconcentrasen ambas fuerzas a El Jocote, tan luego se concluyese la operación.

Reunidas allí, contramarché a la una de la tarde por el mismo camino que había llevado, en la convicción de encontrarme con los yankees que saliesen de Rivas a proteger a los suyos, pues es el camino que regularmente trafican.

En efecto, como a media hora de andar, se me enfrentó en el llano del Coyol una división como de trescientos hombres al mando del titulado General Sanders, apoyado en el monte y quebrada que limitan aquel llano. A la voz del enemigo lanzó nuestra fuerza un grito de alegría, y al momento mandé cargar sobre su centro al valiente Capitán don Faustino Guardia con la primera Compañía de rifleros costarricenses, y al de igual grado don Pedro Castillo con la primera del Batallón del mismo número del Ejército Septentrional, mientras que una mitad de la segunda del mismo Cuerpo mandada por el Subteniente don Ladislao Castillo se desplegó a nuestra derecha y arrolló la izquierda del enemigo, quedando ésta bajo los fuegos de los Capitanes Guardia y Castillo.

Desde el principio mandé a ocupar una altura que estaba a nuestra izquierda, de donde podía dominar al enemigo su derecha, y situé allí tres guerrillas al mando del Teniente Coronel don Segundo Cuaresma y Capitán don Miguel Vélez, cuya posición nos la disputó el enemigo con tenacidad. Entonces la acción se hizo general y el enemigo hacía un fuego muy nutrido sobre toda nuestra línea de ataque. Mandé al Capitán Ramírez con la 2a Compañía de honor a que avanzando sobre la altura que ocupaba nuestra izquierda, envolviese la derecha del enemigo, el cual aumentó entonces su esfuerzo sobre nuestro centro. Yo lo reforcé con la Compañía del Capitán Fitoria, que dio una carga definitiva sobre él, poniéndole en fuga; pero este esfuerzo heroico nos costó gran pérdida de nuestra parte y la vida de tan valiente Capitán.

Desalojado de sus posiciones el enemigo se retiró en orden ocupando las alturas que cruzan el camino que traíamos, y que les fuimos disputando palmo a palmo, defendiéndolas, preciso es confesarlo, con un valor inaudito; empero, todo cedió al empuje de nuestras bayonetas y al furor de nuestros soldados, que después de recorrer dos millas cargando sobre el enemigo, se consumó su derrota en el llano de La Cruz, huyendo en todas direcciones, y dejando en el campo veintiocho muertos, cuarenta rifles, cilindros, bestias y monturas.

Además de la muerte del expresado Capitán Fitoria, tenemos que lamentar la pérdida de los soldados Manuel Acevedo y Luis Gutiérrez. Heridos fueron el Subteniente don Ezequiel Zurita, dieciséis individuos de mi división y dos del Batallón de Costa Rica, cuyas listas nominales tengo el honor de acompañar a V. S.

Los Jefes, Oficiales y tropa que tuve el honor de mandar en esta jornada, han cumplido su deber de una manera heroica, habiendo descollado por su intrepidez y denuedo el señor Mayor don Juan Estrada, y hechos dignos del mayor elogio el Capitán don Faustino Guardia y sus subalternos Tenientes don José María Rojas y don Benito Otárola y el Subteniente don Manuel García, los Capitanes don Pedro Castillo y don Miguel Vélez, y Subteniente don Anastasio García que nada dejaron que desear en sus comportamientos; lo mismo que los Ayudantes de mi Estado Mayor, Teniente don Rafael Castillo y Subtenientes don Ascensión P. Rivas, don Filadelfo Benavente y don Isidro Urtecho, que llevaban mis órdenes a los puntos de más peligro y estimulaban el valor del soldado en donde la acción estaba más comprometida. Merecen igualmente mencionarse el señor Coronel don Manuel Antonio Cerda, los Tenientes Coroneles don Segundo Cuaresma y don Ceferino González, el Subteniente don Manuel Sándigo, los Ayudantes de los Batallones del Ejército del Septentrión, Subtenientes don Juan Fonseca, don José María Miranda y don Juan Marcos Larios y el del Batallón de Liberia don Leandro Sandino; lo mismo que los Capitanes don Agustín Rivas y don José María Balte, los Tenientes don Romualdo González y don Manuel Bonilla y el Subteniente don Marcelo Benavides, pertenecientes a los Batallones de Nicaragua.

Entre los individuos de tropa se distinguieron con un valor que rayaba en temerario el Sargento 1o don Eleodoro Solórzano, los ídem segundos Justo Martínez y Marcos Montiel y el soldado Sebastián Cuadra, pertenecientes a mi división. Felicito al señor General en Jefe y por su medio a los Gobiernos de Centro América por el señalado triunfo que ayer han alcanzado los ejércitos aliados.

Acepte V. S. las muestras de subordinación y respeto con que me suscribo de V. S. su muy atento servidor”.

Y lo transcribo a V. S. para su conocimiento, suscribiéndolo su muy atento servidor,
Fernando Chamorro.


LISTA NOMINAL DE LOS MUERTOS Y HERIDOS, HABIDOS EL DÍA DE AYER EN EL COYOL

EJÉRCITO DEL SEPTENTRIÓN

MUERTOS
Capitán don Felipe Fitoria.
Soldado Manuel Acevedo. Ídem Luis Gutiérrez.

HERIDOS
Subteniente don Ezequiel Zurita. Sargento 1o Ramón Argueta. Ídem 2o Justo Martínez. Cabo 1o Miguel Martínez. Ídem 1o Manuel Guerrero. Soldados Félix Nicaragua. José María Rivas. Gregorio Quiroz. Espirtusanto Chávez. Andrés Cárcamo. Baltasar Baldivia. Dionisio Aguilar. Dámaso Menocal.Mateo Duarte. Estanislao Zapata. J. María Domínguez. Ireneo Ubau. Miguel Martínez.

DIVISIÓN DE COSTA RICA
Sargento 2o Rafael Morales. Cabo Manuel Guerrero. Soldado Joaquín Bejarano.

San Jorge, marzo 6 de 1857. Chamorro.



Bibliografía

Arellano, Jorge Eduardo. General Fernando Chamorro Alfaro: Héroe Olvidado de la Guerra Nacional. Multi Impresos Nicaragüenses, Managua, Julio de 2000.

Bolaños Geyer, Alejandro. William Walker El Predestinado de los ojos grises. Tomo IV, La Guerra Nacional, 1994.

Estrada, José Dolores. Parte Oficial de la Batalla de San Jacinto, 14 de Septiembre de 1856.

Gámez, José Dolores. La guerra nacional. Primera edición. Aldilá Editor 2006.

La Guerra en Nicaragua según Harper´s Weekly Journal of Civilization 1857-1860. Fondo de promoción cultural del Banco de América. Series Fuentes Históricas 6B, 1976.

Ortega Arancibia, Francisco. Cuarenta Años de Historia de Nicaragua 1838-1878. Colección Cultural Banco Nicaragüense 1993.

Pérez, Jerónimo. Obras Históricas Completas. Imprenta y Encuadernación Nacional 1928.

Revista Conservadora del Pensamiento Centroamericano, Enero 1968, No 88.

Rough Sketch of the environs of Rivas by Captain Charles Henry Davis. April 23rd, 1857. US National Archives Microfilms M-89 Roll 38 Page 83. Recopilación del Dr Alejandro Bolaños Geyer.

Stewart, William Frank. Last of the Fillibusters; or Recollections of the Siege of Rivas. Sacramento, Henry Shipley and Co. 1857.

Walker, William. La Guerra en Nicaragua. Traducción de Fabio Carnevalini. Tercera Edición. Colección Cultural BANIC 1993.
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Por Juan Sebastian Chamorro

Político y economista comprometido con el desarrollo y el futuro de Nicaragua. Académico visitante en políticas públicas en el Kellogg Institute de la Universidad de Notre Dame. Miembro del Directorio Político de la Concertación Democrática Nicaragüense Monteverde. Activista por la defensa de los Derechos Humanos y la Democracia. Preso Político de junio 2021 a febrero 2023. Precandidato a la Presidencia de la República. Director Ejecutivo de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia del 2019 a enero del 2021 y Director Ejecutivo de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social FUNIDES. Director Ejecutivo de Macesa, Director General de la Cuenta Reto del Milenio, Vice Ministro de Hacienda y Crédito Público, Secretario Técnico de la Presidencia de la República y Director del Sistema Nacional de Inversiones Públicas.
Doctor (Ph.D) en Economía por la Universidad de Wisconsin-Madison, con especialidad en Econometría y Desarrollo Económico, Máster en Economía por la Universidad de Georgetown con mención especial en Políticas Sociales y Licenciado en Economía (graduado Magna Cum Laude) por la Universidad de San Francisco, California. Casado con Victoria Cárdenas y padre de Victoria Isabel.

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