Maggie Eastland
The Observer
4 de diciembre del 2023
Como todos los estudiantes de primer año, Victoria Chamorro, estudiante de Nicaragua, visualizaba llegar a la Universidad de Notre Dame con sus padres. Ese sueño se esfumó en junio del 2021, cuando docenas de policías armados en ocho patrullas llegaron a su casa para arrestar a su padre, un precandidato a la presidencia de Nicaragua.
“Invadieron el residencial” recuerda Chamorro, “venían a traerse a mi papá”. El papá de Victoria, Juan Sebastián Chamorro, le entregó su teléfono celular y le pidió que borrara toda la información. Su padre y su madre se entregaron a la policía mientras Victoria se mantenía observando desde la casa vecina de su abuela. La policía cateó la casa por más de cuatro horas.
“Se llevaron todo lo que quisieron” dijo Victoria Cárdenas, esposa de Chamorro. “Fue una violación a mi familia”
Días después, la esposa de Chamorro y su hija viajaron a la Florida. Su familia no supo de su paradero por tres meses.
Separados por el régimen de Daniel Ortega en Nicaragua, la familia Chamorro pasó casi dos años alejada. Mientras Chamorro estaba confinado en una prisión en Managua, su hija iniciaba sus estudios en Notre Dame y su esposa viajaba alrededor del mundo abogando por su esposo y los demás presos políticos. Finalmente, la familia se pudo reunificar en febrero de este año, luego de la presión política de los Estados Unidos de liberar a más de 200 prisioneros.
La familia Chamorro separada por 611 días
Cuando, en agosto, Victoria comenzó su primer año en Notre Dame, todavía no sabía nada de su papá. Aunque estaba con dudas de comenzar a estudiar en la universidad, tenía que cumplirle una promesa que le había hecho a su padre. “Me dijo mi papa: ‘prométeme que irás”, dijo Victoria.
En una prisión a miles de millas de distancia, Chamorro decía que estaba alegre de saber que su hija había iniciado sus estudios de arquitectura. El recibió la noticia de sus familiares tres meses después de su encarcelamiento.
En prisión, a Chamorro por más de un año, no se le dio la posibilidad de hablar por teléfono. “Hasta los criminales sentenciados tienen el derecho de ver a sus familiares” dijo Chamorro. “Se me negó una llamada por teléfono.”
Con escasa alimentación, perdió casi 30 libras. Lo interrogaban todos los días y estuvo en una celda en solitario par más de un mes, si tener material de lectura ni escritura.
El 23 de febrero del 2022, el día del cumpleaños de Chamorro, el gobierno de Ortega lo condenó a 13 años de prisión acusado de “traición a la patria” por intentar participar en las elecciones presidenciales.
Chamorro no podía hablar con su abogado, y define el juicio como una farsa típica de dictadores que encarcelan a sus oponentes políticos. El juicio fue “un intento de doblegar nuestro espíritu y a nuestras familias”, dijo.
En enero del 2023, cuando Victoria finalmente tuvo la oportunidad de hablar con su padre en una llamada, pudo ver el efecto de la prisión y su actitud valiente.
“No sé si es un defecto o una virtud, pero tengo niveles reducidos de temor” dijo Chamorro al explicar que no podía quedarse sin hacer nada y ver que Ortega “ganaba” las elecciones del 2021.
Durante el encarcelamiento de Chamorro, su esposa emprendió una campaña global de derechos humanos. Cárdenas visitó a líderes políticos en Washington, Los Ángeles, Costa Rica, Madrid, Ginebra y Bruselas. Habló en la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York y ante el Parlamento Europeo. Cárdenas se pronunció no solamente por su esposo, sino también por todos los presos políticos que estaban encarcelados o bajo arresto domiciliar. Junto con Berta Valle escribieron un artículo de opinión en el Washington Post y hablaron para 60 Minutos.
Por su trabajo, Cárdenas también fue acusada de “traición a la patria” por el régimen de Ortega.
“Yo estaba denunciando como madre y esposa lo que le estaba pasando a mi familia, lo que le estaba pasando a mi esposo. Ni siquiera sabía dónde estaba, si estaba vivo o muerto,” dijo Cárdena y agregó, “no era un asunto político, era un asunto de derechos humanos”.
Sin experiencia para hablar en público, se convirtió en la voz de los presos políticos de Nicaragua, motivada por las acciones, la dura sentencia que le impusieron a su esposo y la violencia con la que lo detuvieron arbitrariamente. Se convirtió en una luchadora por los derechos humanos y la libertad de los presos políticos. Al mismo tiempo, era la madre de una estudiante en Notre Dame” dijo Chamorro sobre su esposa.
Ella dice que sus acciones eran lo único que podía hacer para responder ante la injusticia. “Si no lo hacía, no sabría que otra cosa hacer” dice Cárdenas en referencia a su campaña internacional. “Me dio un propósito. Me dio algo porque luchar”, asegura.
‘Una forma de protesta frente al dictador’: Ortega encarcela a siete precandidatos presidenciales
A pesar de los desafíos de la cárcel, Chamorro dice que sus convicciones por la libertad y la democracia lo mantuvieron firme.
“Ortega controla todo el Sistema electoral” dice Chamorro. “Sabíamos que los riesgos de enfrentar un fraude electoral eran altísimos, pero de todas maneras decidimos hacer un proceso primario.”
A pesar de estar consciente de los riesgos, Chamorro y otros seis precandidatos decidieron desafiar a Ortega en las elecciones del 2021. Cuando estaban avanzando en la selección del candidato único, Ortega los encarceló a todos. “Nos puso en la cárcel y nos acusó de terrorismo” exclama Chamorro, quien añade que ser precandidato a la presidencia fue una forma de protesta en contra de la dictadura y el camino para documentar el fraude electoral. “Fue la forma de decirle al dictador ‘somos demócratas y creemos en la ruta democrática”.
Cuando Ortega “ganó” las elecciones en noviembre del 2012 Cárdenas se encontraba en Washington “denunciando el fraude” y diciendo que los candidatos estaban en la cárcel.
El plan dio resultado. En parte cómo resultado de su campaña global, se logró dar a conocer el fraude a nivel internacional. Esa evidencia venía con un costo.
“De una manera provocamos que el dictador tomara acciones con altos costos para nuestra libertad, casi dos años”, dice Chamorro, quien vio la cárcel “cómo una forma de lucha.”
Chamorro y su familia sabían los riesgos en los que incurrían al oponerse a Ortega, pero no imaginaron que el encarcelamiento durara casi los dos años.
Presión de los EEUU para liberar a los presos, incluyendo a Chamorro
En Notre Dame, a través de una llamada de su madre a las 6 A.M. Victoria Chamorro se dio cuenta de la liberación de su padre. “Con costo podía hablar, estaba llorando” dijo Victoria sobre su madre en la llamada.
“Básicamente me dijo que mi papá estaba en un avión en dirección a Washington”. Victoria tomó el primer vuelo a Washington para reunirse con su mamá y su papá. Ese día no asistió a clases.
Chamorro dice que estaban en una noche normal cuando la policía les ordenó entregar sus uniformes y vestirse de civil, para luego ponerlos en un avión con otros 221 prisioneros políticos. De acuerdo con el Washington Post, el Gobierno de los Estados Unidos había fletado un avión cómo parte de un plan de la administración Biden para liberar a los presos políticos nicaragüenses.
El Obispo Rolando Álvarez decidió no montarse en el avión y fue sentenciado a 26 años de prisión.
Después de 611 días separados, la familia Chamorro se reunificó en el Aeropuerto Internacional de Dulles.
La esposa de Chamorro cree que su esposo todavía estaría en prisión si no se hubieran realziado las campañas de los familiares. “Necesitábamos la presión global” dice Cárdenas “Después de todo lo que había hecho, no podía creer que ellos estaban aterrizando en Washington.”
A pesar de que Victoria y sus padres no pueden regresar a su país y que fueron confiscados, está agradecida de tener a su familia junta de nuevo. “Soy una persona completamente diferente de la que era hace seis años”, dijo y añadió, “me ha dado la oportunidad de apreciar y agradecer por lo que tienes, especialmente a la familia.”
Victoria dijo sentirse orgullosa por el valor de su papá y el servicio que le presta a su país.
La democracia se deteriora en Nicaragua
Antes de que su padre decidiera postularse para presidente, Victoria recuerda las precauciones que la familia tenía que tomar para su seguridad. Mientras más se involucraba en política, con más frecuencia la familia tenía que moverse a más lugares. En los meses previos al arresto, Victoria recuerda las llamadas telefónicas de amenazas y los drones sobre su casa. Chamorro fue golpeado en las calles en varias ocasiones. Un economista graduado de Georgetown y Wisconsin, Chamorro había trabajado hace varios años, como vice Ministro de Hacienda y Secretario de la Presidencia. También fue parte del equipo negociador del Diálogo Nacional, después de la masacre en 2018 que acabó con la vida de más de 350 personas.
“Miles de nicaragüenses salieron a las calles pidiendo un cambio” dice Chamorro “y el régimen respondió con balas.”
Para la hija de Chamorro, las protestas y los asesinatos le mostraron a ella el alcance de la democracia “Crecí bajo la noción de que los dictadores llegan y luego caen en Nicaragua. No fue hasta el 2018 que lo viví en carne propia” dijo.
En Nicaragua, hablar en contra del régimen significa cárcel, violencia o incluso la muerte. Un exiliado describe las condiciones cómo peligrosas para cualquiera que haga un posicionamiento político.
Nota del editor: para proteger al exiliado, se mantendrá en el anonimato.
“Hay una realidad paralela. Si no te involucras en política y te dedicas a lo tuyo, no estás en peligro”, dijo el exiliado, “pero si alguien se involucra en política, que no sea en la política de ellos va a sufrir repercusiones de manera inmediata”.
El régimen de Ortega monitorea cuidadosamente las huellas en las redes sociales. Incluso postear algo puede resultar en perder la nacionalidad o el encarcelamiento.
Muchos se están yendo, pero otros no lo pueden hacer.
“Hay gente que no pueden irse por temor” dijo el exiliado, “sienten que si se van, pondrán en peligro a su familia.”
En 2018, centenares de nicaragüenses fueron asesinados mientras protestaban ante las reformas al sistema de seguridad social. EL presidente de la Universidad Padre John Jenkins llamó a la atención sobre la dictadura en Nicaragua escribiendo un artículo de opinión en The Washington Post denunciando la persecución en contra de la Iglesia católica y la confiscación de la UCA. El exiliado dijo que Ortega monitorea a la iglesia y reprime cualquier acto de independencia.
“No te van echar preso si tienes una biblia” dice el exiliado, “pero al mismo tiempo, ves al régimen impidiendo procesiones en las calles. Monitorean lo que se dice en las homilías.”
Otros, incluyendo Chamorro, fueron despojados de sus nacionalidades y propiedades, forzándolos a ser apátridas.
“Hay mucha gente sufriendo, especialmente en Nicaragua donde temen incluso hablar. En cierto sentido me siento bendecido por poder hablar por aquellos que no lo pueden hacer” dijo Chamorro.
‘Terminará’: Chamorro espera regresar a Nicaragua
Aunque su encarcelamiento demuestra las barreras a la democracia en Nicaragua, Chamorro tiene esperanza en el futuro de su país.
“Históricamente, las dictaduras nunca prevalecen. No sé la fecha exacta del fin de la dictadura en Nicaragua, pero terminará, eso es seguro”. Dijo “esa es una razón que me motiva a venir a todos los días a la oficina, a escribir sobre lo que está pasando en Nicaragua”.
Después de su liberación, Chamorro empezó a buscar trabajo en la academia. Se interesó por Notre Dame porque su hija estudia ahí, Universidad donde también estudió su padre. Un representante del Instituto Kroc de Estudios de Paz de la Universidad había visitado su casa en el 2018 después que Chamorro había sido seleccionado para conformar el equipo negociador frente al régimen.
Ahora como académico visitante del Instituto Kellogg de Estudios Internacionales, Chamorro escribe un libro de cómo la dictadura llegó a dominar su país. Su oficina luce vacía. Ortega ha confiscado sus activos, pero entre los estantes semi vacíos, ha puesto la bandera de Nicaragua. Es un emblema azul y blanco con símbolos de libertad e igualdad en el centro. Esta bandera hoy puede llevar a una persona a ser arrestada si la ondea en Nicaragua.
La bandera es un recordatorio de lo que está en juego. Chamorro quiere crear una memoria histórica del daño de la dictadura en contra del pueblo de Nicaragua. Eventualmente espera regresar a su país.
“Todos los dictadores tienen una fecha de vencimiento. No sabemos esa fecha pero terminará” dijo, “quiero estar allá y ayudar a reconstruir la democracia y las libertades en Nicaragua”.
Pero antes, Chamorro dice que Nicaragua debe vencer el miedo impuesto por Ortega.
“Tenemos que vencer ese miedo, y denunciar lo que está pasando,” dijo.
*Enlace al artículo original: Notre Dame professor stands up to Ortega after Nicaraguan imprisonment
Una respuesta a «Profesor de Notre Dame denuncia a Ortega después de encarcelamiento»
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