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A tres años, la lucha continúa

19 de abril de 2018. Tantos sentimientos alrededor de una fecha; tantas veces repetida como el día que le dijimos al dictador y como le seguimos diciendo, ¡de que se va, se va!

Pero también fue el día en que el pueblo, buscando su libertad se topó con la barbarie. El día de la pureza de la lucha, cuando los jóvenes con el pecho abierto, defendieron a los viejitos y ellos, los otros, armados hasta los dientes dispararon a matar.

Tres años después conmemoramos esa fecha en una Nicaragua militarizada, que nos confirma el miedo del dictador a otro levantamiento, a otra rebelión. Ningún dictador se mantiene a punta de bala, ni de encarcelar a patriotas, exiliar a sus ciudadanos y de violar las leyes.

Todas las dictaduras han caído, todas caen y la dictadura de Daniel Ortega caerá porque ese es el curso natural de la historia, es el destino que le depara a toda dictadura.

Hace tres años Ortega demostró que es un cobarde. Mandó a matar a jóvenes que pacíficamente demostraban sus deseos de libertad y de justicia social.  Solo un cobarde le dispara a los jóvenes desarmados. Solo un cobarde es capaz de ejecutar la operación limpieza y de encarcelar a inocentes solo porque piensan diferente.

Este 19 de abril debemos rendir homenaje a los jubilados, a los estudiantes y a todos los que provocaron este despertar cívico, al que luego se sumó la mayoría de la población.

Todavía queda mucho por hacer

Aquellas grandes movilizaciones propiciaron la formación de nuevas organizaciones cívicas y sociales, que a lo largo de estos tres años se han consolidado y ampliado su representatividad.

En el camino de la unidad en la acción contra la opresión y el autoritarismo, todavía quedan muchas tareas por hacer. Y nada mejor que esta fecha, para renovar compromisos por esa unión. La unión que nos caracterizó en las marchas, en las que estábamos unidos, hombro a hombro todos juntos luchando contra la dictadura.

No olvidemos nunca que al clamor del pueblo, el régimen respondió con balas y con los más crueles actos de violencia. Tengamos siempre presente a esas más de trescientas cincuenta personas que fueron asesinadas.

Rindamos homenaje a, Alvarito Conrado, que murió por el acto más noble y solidario que puede existir, dar agua al sediento.  A Franco Valdivia que expiró denunciando el asesinato de su compañero.  Recordemos al Pollito Gaitán, un niño apenas, asesinado en Masaya. 

Hoy 19 de abril, detengámonos por un momento para orar por su descanso eterno y para renovar el compromiso de que sus muertes no quedarán en la impunidad. La sangre de estos inocentes no puede haberse derramado en vano, eso no lo podemos olvidar nunca.

Tampoco debemos ignorar el sacrificio y sufrimiento de las madres y familiares de los asesinados, presos políticos y exiliados.

El sol de la libertad resplandecerá

Ya nada es igual en Nicaragua.  Hace tres años el país despertó y pese a las circunstancias no perdamos la fe: porque después de las tinieblas, después de la oscuridad, resplandece el sol de la libertad. Esa libertad que muy pronto volverá a iluminar y para siempre la bandera azul y blanco; ese símbolo patrio que todos los nicaragüenses podremos ondear libremente, sin temor a ser perseguidos ni a ser encarcelados.

En abril del 2018 inició el camino que nos llevará a una nueva etapa de nuestra historia que unirá al país. Para que juntos bajo la dirección de un nuevo gobierno democrático, construyamos una nueva Nicaragua, en la que se respeten los derechos humanos y en la que haya justicia para todos. En la que todos gocemos de libertades plenas y en la que no existan presos políticos ni exiliados. En la que se conozca la verdad y donde no haya impunidad y se garantice la no repetición.

No perdamos el norte, no olvidemos que la lucha es por alcanzar estos nobles objetivos, para enrumbarnos hacia la construcción de la nueva Nicaragua para todos. Es por ello que no nos podemos cansar de protestar cívicamente y de demostrarle a la dictadura que está sola, que ellos son la minoría, que el pueblo quiere libertad.  Esa es la ruta, no nos desviemos de ella.

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