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La Silla Vacía
Hace seis años escribí mi primer artículo con este nombre, en alusión al vacío dentro de las familias en estas festividades producto de la brutal dictadura. Decía en aquel momento, que ojalá en las navidades de 2019 no hubiera sillas vacías, pero que no me hacía muchas esperanzas.
Han pasado ya seis navidades y las sillas no han hecho más que multiplicarse. Incluso yo mismo ignoraba en 2019 que en mi casa mi propia silla estaría ausente por dos navidades, ambas compartidas con mis compañeros de celdas del Chipote. En estas navidades de 2025 un número no determinado de familias, seguramente más de los 62 presos políticos de la lista oficial, pasarán Nochebuena con un familiar preso.
A las sillas de los presos políticos se le deben agregar las sillas de los asesinados Roberto Sancam y de los presos políticos entregados muertos en 2025, Carlos Cárdenas y Mauricio Alonso. Un abrazo solidario a sus familiares por esa silla vacía que no podrá ser ocupada sino en recuerdos y ansias de justicia.
En estas navidades de 2025 habrá muchas sillas vacías producto del éxodo de centenares de miles de nicaragüenses que han abandonado el país desde 2018. A todas esas familias y a los que ahora están lejos, dispersos en todo el mundo, es preciso recordar que la Patria algún día nos acogerá en los hogares de donde nunca debimos haber salido.
Particular atención merecen los 316 ilegalmente declarados apátridas por la dictadura y sus familiares. Poco han logrado es desarraigarnos de nuestra querida Nicaragua y más bien llevamos con mayor orgullo nuestra nacionalidad e identidad nicaragüense.
A los miles que han dejado fuera del país de manera arbitraria, por sus sillas vacías en esos hogares de los que no pudieron despedirse, ¡también les enviamos un saludo!
Volviendo a los familiares de los presos políticos, pensemos en ellos en esta Nochebuena. En esa silla vacía, frente a la que muchas familias no podrán evitar la angustia. En esos hogares, donde debía estar una esperanzadora sonrisa y unos bellos ojos, habrá un vacío, un silencio, un regalo sin abrir y un niño preguntando dónde está su madre, y un familiar diciendo “no está por luchar por vos, ya vendrá y cuando regrese no habrá más navidades en las que tengan que separarse”.
No habrá más sillas vacías en ninguna casa de Nicaragua, esa Nicaragua es posible. En el 2026 debemos estar preparados ante la venida de esa ansiada libertad. El ambiente internacional es más que favorable, así como las condiciones internas. Debemos continuar resistiendo con esperanza en la llegada de ese amanecer de justicia y paz que vendrá.
Han pasado ya seis navidades y las sillas no han hecho más que multiplicarse. Incluso yo mismo ignoraba en 2019 que en mi casa mi propia silla estaría ausente por dos navidades, ambas compartidas con mis compañeros de celdas del Chipote. En estas navidades de 2025 un número no determinado de familias, seguramente más de los 62 presos políticos de la lista oficial, pasarán Nochebuena con un familiar preso.
A las sillas de los presos políticos se le deben agregar las sillas de los asesinados Roberto Sancam y de los presos políticos entregados muertos en 2025, Carlos Cárdenas y Mauricio Alonso. Un abrazo solidario a sus familiares por esa silla vacía que no podrá ser ocupada sino en recuerdos y ansias de justicia.
En estas navidades de 2025 habrá muchas sillas vacías producto del éxodo de centenares de miles de nicaragüenses que han abandonado el país desde 2018. A todas esas familias y a los que ahora están lejos, dispersos en todo el mundo, es preciso recordar que la Patria algún día nos acogerá en los hogares de donde nunca debimos haber salido.
Particular atención merecen los 316 ilegalmente declarados apátridas por la dictadura y sus familiares. Poco han logrado es desarraigarnos de nuestra querida Nicaragua y más bien llevamos con mayor orgullo nuestra nacionalidad e identidad nicaragüense.
A los miles que han dejado fuera del país de manera arbitraria, por sus sillas vacías en esos hogares de los que no pudieron despedirse, ¡también les enviamos un saludo!
Volviendo a los familiares de los presos políticos, pensemos en ellos en esta Nochebuena. En esa silla vacía, frente a la que muchas familias no podrán evitar la angustia. En esos hogares, donde debía estar una esperanzadora sonrisa y unos bellos ojos, habrá un vacío, un silencio, un regalo sin abrir y un niño preguntando dónde está su madre, y un familiar diciendo “no está por luchar por vos, ya vendrá y cuando regrese no habrá más navidades en las que tengan que separarse”.
No habrá más sillas vacías en ninguna casa de Nicaragua, esa Nicaragua es posible. En el 2026 debemos estar preparados ante la venida de esa ansiada libertad. El ambiente internacional es más que favorable, así como las condiciones internas. Debemos continuar resistiendo con esperanza en la llegada de ese amanecer de justicia y paz que vendrá.