En la entrega anterior de mi blog: Para acabar con la dictadura tenemos que vencer el miedo manifesté que, para ganar esta batalla para restablecer la democracia y concretar el cambio, debemos vencer el miedo. En ese artículo expliqué que el miedo impuesto por la dictadura, mediante su acoso y represión, tiene el objetivo de inmovilizarnos. Por ello, para generar el cambio debemos oponernos y romper la inmovilidad.
En esta ocasión quiero hablar de la esperanza; sentimiento completamente opuesto al miedo. Sin esperanza en el cambio, no habrá acción motivadora. Si no tenemos fe en que el cambio viene, lo único que haremos será quejarnos y buscar excusas. Pero si tenemos esperanza de que es posible acabar con la dictadura por la vía cívica y pacífica, lo vamos a lograr.
Aunque es cierto que pensar con esperanza nos hará sentir mejor, no debemos pensar en la esperanza solo como un sentimiento o una emoción; el poder de la esperanza es mucho más que eso. Pensemos en el enorme poder que tiene la esperanza para, canalizar nuestras energías hacia metas alcanzables en este proceso de cambio hacia la democracia.
Si el miedo paraliza, la esperanza moviliza
Por ejemplo: si mantenemos la esperanza de que podremos votar libremente, eso nos motivará
a fijarnos una meta muy específica: votar el 7 de noviembre. Pero para alcanzar esa meta, que es muy factible, además de estar motivados por la esperanza de que va a ocurrir, debemos planificar bien las acciones que debemos realizar desde ahora y hasta el día de la votación. Asegurarnos de tener la cédula y si no la tenemos hacer lo necesario para obtenerla.
La esperanza de ejercer el derecho a elegir, es uno de los poderes más extraordinarios que otorga la democracia a los ciudadanos; y nos debe motivar a hacer todo lo necesario para que efectivamente podamos votar por el cambio que Nicaragua necesita.
Pero si en lugar de pensar esperanzadamente lo hacemos negativamente y dejamos que nos invada en temor, desde ahora nos convenceremos de que no será posible salir a votar. Nos vamos a convencer de que ahí estarán los paramilitares hostigando, que nos pueden golpear o robar. Entonces el miedo nos va inmovilizar y perderemos la oportunidad de hacer uso del poder que nos otorga el derecho a votar; y con ello estaremos haciendo lo que la dictadura quiere, que no salgamos a ejercer nuestro derecho a elegir.
Tener esperanza no significa ser ingenuo, significa estar motivado para trabajar por lo que se quiere. Si la mayoría de los nicaragüenses queremos lo mismo, el cambio democrático, esa esperanza moverá montañas, miles de nicaragüenses acudiremos a las urnas y se concretará el cambio. Por muy difícil que parezca la tarea, la esperanza nos tiene que motivar para alcanzar la libertad que, aunque ahora no lo parezca, es una meta alcanzable.
Alimentemos la esperanza en que Nicaragua va a ser ejemplo de cambio
La esperanza de que recuperaremos la libertad le da contenido a esta lucha que es muy justa. Ya que es por lo más preciado que un pueblo puede aspirar; construir una nueva Nicaragua con oportunidades para todos, que en un futuro cercano se convierta en referencia de las naciones del mundo.
Debemos tener esperanza en el futuro y convencernos de que no somo un país pobre, sino empobrecido por la ambición y malos manejos de dictaduras. Por tanto, si el cambio se concreta podremos convertirlo en una nación próspera que garantice las oportunidades que necesitan sus ciudadanos para vivir dignamente.
Mantengamos la esperanza de que los jóvenes, que ya nos demostraron que se puede construir un país mejor, serán la clave de ese cambio.
Que nuestra lucha esté fundamentada en la esperanza de heredarle a nuestros hijos una Nicaragua mejor; en la que ellos, que son el futuro y que por ellos tenemos una gran responsabilidad, puedan vivir en libertad y desarrollarse plenamente.
En fin, soñemos esperanzados en una Nicaragua a la altura de las naciones desarrolladas; y convertida en centro de innovación, turismo, educación, salud, democracia, derechos humanos, justicia y oportunidades, que sirva de referencia e inspire a otras naciones que transitan en el tortuoso camino hacia el desarrollo.
Ese es nuestro gran reto, no olvidemos que teniendo fe y esperanza lo vamos a lograr.
2 respuestas a «Para acabar con la dictadura debemos abrazar la esperanza»
La esperanza nos motiva, y el amor que le ponemos a lo que hacemos por la causa nos quita todo temor.
Adelante Juan Sebastián! Nicaragua te necesita, Nicaragua necesita de hombres y mujeres capaces y honestos cómo vos. Tengo la fé puesta en Dios que la unidad de los esfuerzos que se han hecho por cambiar nuestra Nicaragua no será en vano. Y a título personal reconozco tu lucha, tu esfuerzo, así que ADELANTE JUAN SEBASTIÁN CHAMORRO. ¡ VIVA NICARAGUA LIBRE!.
La esperanza no es ilusión vana , se basa en hechos concretos y en posibilidades reales. Cual es tu propuesta de país JSCH no la has explicado aún , qué propones para lograr el despegue al desarrollo ? en términos de justicia, educación, salud, trabajo? Que va a hacer un gobierno para aprovechar el bono demográfico y ofrecer a los jóvenes estudio y trabajo digno que desarrolle esa cantera de juventud y les ofrezca seguridad social en el futuro ? Que va a ser un gobierno para frenar el deterioro y despale de los bosques y reforestar para crear un desarrollo agroforestal en el pais? Que va a pasar con la justicia que esperamos? Con la justicia ante los crímenes cometidos por Ortega y sus secuaces? JSCH ponerle bases a ese edificio de la esperanza, si no parece que nos estás vendiendo ilusiones